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un saludo, Félix Olivera

jueves, 20 de diciembre de 2012

Los habitantes del reflejo
por Félix Manuel Olivera González, Librilla 20/12/2012


A Jack Bahuer Curtis le encantaban los libros, se pasaba horas y horas devorando palabras que componían historias sobre reyes caídos, dragones lisiados, doncellas solteras que buscan fortuna en Nueva York, mandatarios del Wall Street convertidos en arrastrados del recodo de la esquina, griales perdidos, guerras santas y no santas e islas paradisíacas y misteriosas ocultas entre las brumas rodeadas por océanos infestados de tiburones.
El mayor problema residía en que JB ya tenía cumplidos los quince años, había comenzado a experimentar ciertos cambios hormonales y precisaba otros intereses en su vida.
En ese momento no debían ser los libros su única meta y pensó muchas veces que tenía que salir por ahí a conocer chicas. A todas luces se percató de que no podía estar toda la vida del instituto a casa y al contrario.
JB tenía varios amigos íntimos y juntos presentaban el taller de lectura del instituto. Un pequeño grupo selecto que se reunía todos los viernes por la tarde en horas extraescolares para hacer comentarios literarios. Ellos eran Pathu Werk, Mike, su hermana Ángela y Emma Falls.
JB tenía los ojos de color marrón oscuro, era el más alto de los cuatro y siempre se agachaba sobre las rodillas cuando tenía que comentar algo importante, porque sentía la necesidad de estar mirándolos fijamente a los ojos para que no le perdiesen detalle.
Jack Bahuer estaba redactando un libro de fantasía en sus ratos libres con su amigo Mike, y ambos querían relatar algo que fuese original y nunca leído hasta ese momento lo que les resultaba complicado.
Ellos tenían que continuar una trama que a veces era difícil de desarrollar, porque se dieron cuenta de que uno de los puntos más importantes de la originalidad es que las historias se vuelven demasiado liosas y complicadas. Sin embargo, Jack Bahuer brillaba en el grupo sobre todo por su tenacidad, y su historia, la que os voy a relatar da comienzo con el Testamento del Cuervo.
Si destacó algo de esos días de verano del año 1.995 fueron los feroces temporales acompañados de intenso aparato eléctrico que se perpetuaron durante semanas. En una situación que ni los expertos en meteorología lograban explicar; y estas fueron yendo en aumento.
JB vivía con su padre, Omega Lee Curtis, en una casa hecha de madera y rodeada por una extraordinaria alameda a las afueras de Lie Town, al norte de Canadá.
A su padre le apasionaban las historias sobre extraterrestres y fantasmas, y ya había publicado tres libros sobre el tema bajo la afilada tijera de la editorial Langsley, de los Langsley, la familia más rica de Lie Town. Pero la fantasía apenas les daba para comer y en la vida real no basta solo con querer parecerse a Tolkien o a George. R.R Martin.
-No eres lo bastante constante JB, si quieres conseguir ser alguien en la vida tienes que dedicarle muchas horas de esfuerzo y lo único a lo que te dedicas últimamente es a salir con el Longboard por ahí. Céntrate en los estudios y llegarás a la Universidad. Ya solo te queda abandonar el taller de lectura.-le dijo su padre con resignación.
-Ya lo he decidido papa, a partir de ahora voy a dedicarle tiempo a hacer otras cosas, dentro de nada cumpliré dieciséis y a mi edad tu ya estabas ayudando al abuelo en el safari de Kenia.-
-Las cosas han cambiado desde entonces JB, ahora no lo ves pero en un futuro muy próximo lo entenderás y te acordarás de todo lo que te he dicho. Venga que se hace tarde y me tengo que marchar. Te he dejado de todo en el frigorífico y dentro de una hora vendrá Marian que va a pasar las noches de mi viaje contigo. Trátala bien JB, te lo exijo, y estudia para el examen de álgebra que lo tienes abandonado.-
-Si papa, claro que lo haré. Ya puedes irte como siempre y sin decirme a dónde te diriges.-
-No pongas esa cara, ya sabes que la vida de un escritor no es fácil y necesitamos de estos extras. Adiós hijo, te llamaré cuando llegue al aeropuerto.-dijo, y en seguida le dio un abrazo intenso.
-¡Espera!-le espetó JB.
-¿Qué sucede ahora? No serán esos sueños otra vez.-expuso Omega Lee Curtis con cara de enfadado.
-Las pesadillas han vuelto para quedarse. He contemplado de nuevo al hombre cuervo volar en círculos sobre mi cabeza y esta vez me miraba fijamente a los ojos. Después, el ave se posaba como siempre sobre las ramas de un árbol inmenso y seco. Solo que esta vez lo escuché hablar y con bastante fuerza le oí decir:
¡Soy un cuervo caníbal, y me encamino hacia el castillo de los reyes perdidos que ocupan el trono de hielo… antes de que todo termine, de que todo acabe sus ojos verán el amargo pico carroñero que poseo y…nos casaremos a la luz de la luna creciente... hasta que se agoten los días y el sol queme su último átomo de hidrógeno …y yo, Matacuervo, vuelva a gobernar en un círculo eterno como rey inmemorial del tiempo, pero si Mike sigue vivo, y eso es lo más importante, nada de esto tendrá sentido y con un fin no será suficiente!

-¿Matacuervo y Mike? ¿Ese último no era tu amigo del taller de lectura? Tienes que dejar de leer esas historias de terror y muertes antes de dormir, eso es todo lo que creo.-
-Es como si fuese otro mundo parecido a este. Y cada vez me siento más cerca de allí papa.-le contó JB con cara de asustado.
-Ya es hora de irme, hijo.-señaló Omega.
-No creo que volvamos a vernos nunca más.-
-¡¿Pero qué dices Jack Bahuer Curtis?!- Omega solo lo llamaba así cuando estaba cabreado de verdad.
-El cuervo me reclama…mira.- JB le mostró el brazo que estaba marcado con tres líneas oscuras con forma de garra.

)))
-Cuando vuelva del viaje hablaremos sobre el tatuaje que te has hecho sin mi permiso, ahora lo único que importa son los negocios, y cuídate.-concluyó Omega.
En aquel momento, Omega Lee Curtis se marchó dando un portazo sin querer e internándose en la oscuridad que inundaba Lie Town en dirección al aeropuerto de la ciudad.
¿Qué había hecho mal con su educación, demasiadas fantasías, demasiadas historias? Si ella estuviese allí, pero ya no estaba, el cáncer se la llevó y los abandonó a los dos. Sus vidas se truncaron.
Ahora, Omega debía viajar mucho, tenía un nuevo trabajo secreto que resolver, porque todo el mundo tiene un jefe al que obedecer cuando comienza un nuevo día. Al fin y al cabo siempre ocurre así.

LA CABAÑA DEL ÁRBOL
No muy lejos de allí acababa de producirse un accidente. Mike y su hermana Ángela discutían en la cabaña del árbol y en medio de la discusión ella tropezó y cayó al suelo desde una gran altura. En ese momento, Ángela abrió los ojos y saboreó la sangre que surcaba sus amoratados labios. Apenas podía moverse.
-Dirá que es un suicidio. Lo sé.-dijo la muchacha, y finalmente murió ante la atónita mirada de su hermano Mike que lo presenció todo desde arriba.
Cuando Ángela despertó en otro mundo diferente al suyo escuchó las palabras de un hombre oscuro y transmutado en cuervo que sonreía con sarcasmo a su lado.
-Sé bienvenida al Anticosmos, querida Ángela. Nos espera la Ciudad de los Espejos.-le dijo Matacuervo.
Luego, batió sus majestuosas alas negras y partió con ella aferrada a su plumaje hacia el Trono de Hielo. Ella se dejo llevar y el viento meció sus cabellos con delicadeza.

DE VUELTA A LIE TOWN

JB subió las escaleras que llevaban a su dormitorio con premura, sujetó unas mudas de invierno con una mano y con la otra las trató de introducir en la mochila, cogió sus gafas de sol, su linterna y miró el reloj de pulsera que ya marcaba las seis. A los pocos minutos, llamaron a la puerta de su casa con leves golpeteos y JB se dirigió hacia el vestíbulo para abrirles a sus compañeros del taller de lectura.
Se trataba de dos de sus mejores amigos Pathu Werk y Emma Falls. Los dos iban bien abrigados y llevaban también sus mochilas con ellos. Muy pronto, se alejarían hacia la casa de Pathu y después al este, al lugar donde esas semanas la concentración de rayos y truenos había sido mayor. Una vez allí, esperarían la llegada de Matacuervo pues los tres llevaban tatuadas sus garras en el antebrazo y soñaban con sus propósitos noche tras noche.

MATACUERVO EN EL DESIERTO

La criatura se desvaneció internándose en el vendaval y luego cayó girando sobre si misma en mitad del desierto tras ser alcanzada por un rayo. Una mar de arena se extendía hasta el infinito y el sol le quemaba los ojos que supuraban legañas viscosas y amarillentas.
Matacuervo estaba a punto de desvanecerse cuando pasó junto a él una caravana de beduinos montados a los lomos de dromedarios. Uno de ellos, que se llamaba Hamifir, se detuvo y se acercó a la bestia con desconfianza, bajó el odre de agua de la montura y le acercó el líquido que devuelve la vida a todo moribundo que se pierde entre las dunas.
El hombre le acercó agua al pico, Matacuervo lo entreabrió y tragó un poco como si aún recordara que antaño fuese humano. Después, bebió un poco más y de forma inesperada graznó tan fuerte que los beduinos se taparon los oídos. Luego, la criatura convulsionó, se alzó y sujetó a Hamifir del cuello con una de sus fornidas patas.
-¿Dónde puedo encontrar al Nigromante del Anticosmos, humano?-dijo con una voz fría y seca como el hielo. Cortante.
-…-
Hubo un silencio. El viajero de las arenas no entendió su idioma porque era árabe y Matacuervo apretó el cuello de Hamifir sin compasión hasta estrangularlo. Los demás beduinos huyeron despavoridos pero el cuervo les dio caza y uno a uno los descuartizó, luego los devoró y al final sus despojos les hicieron compañía a los chacales solitarios. En ese momento, una avioneta pasó por encima de su cabeza emplumada porque mucho más al norte estaba a punto de desatarse una guerra.
Matacuervo cogió carrerilla dando veloces zancadas con las patas en la arena y se lanzó en dirección a la avioneta batiendo sus alas con agilidad.
El joven piloto, que se llamaba Tom Werk, llevaba en una carpeta los planos robados del enemigo. Una mina de diamantes de Sudáfrica estaba siendo la culpable de todas las absurdas guerras de ese momento y esos planos indicaban la procedencia del lugar exacto. Hasta que de pronto, Matacuervo se abrazó a la avioneta con brusquedad, el piloto lanzó un gruñido y esta comenzó a girar y a perder altura de forma descontrolada acercándose de forma peligrosa al Océano.
Así, que Tom Werk pulsó el botón de emergencias del panel de control y saltó en paracaídas al mismo tiempo que el cuervo continuaba agarrado por inercia a la avioneta. Después, Matacuervo trató de liberarse y voló con un ala saliendo despedido por una fuerte corriente de aire que lo lanzó al suelo muy cerca del piloto. Entonces, el cuervo se acercó arrastrándose por la arena hasta Tom esta vez batiendo las alas y dejó que sus patas repletas de escamas cuadrangulares se posaran sobre su espalda. Al final, Tom Werk a punto de desmayarse y sin dar crédito a lo acaecido escuchó las palabras de la bestia endiablada.

-¡Dime tu nombre, esclavo!-le gritó enfurecido Matacuervo. La sangre reseca de los beduinos aún marcaba las comisuras de su pico a ambos lados. Era un ser espantoso en todos los sentidos.
-Tom Werk.-le contestó el joven piloto muy atemorizado tras el soc del accidente.
-Algún día, Tom Werk, tu familia, linaje o descendientes me deberán un favor. Me acompañarán en una odisea para acabar con mi mayor enemigo, y para ello, hoy uniré mi sangre a la tuya.-sentenció.
Matacuervo le desgarró el antebrazo a Tom Werk con el pico que antes había bañado en la sangre procedente del ala rota, y meses después le aparecieron unas marcas oscuras en el brazo que nunca se desvanecerían de su piel. Un triste e inolvidable recuerdo de aquel día viviría para siempre con el piloto. Luego nunca supo nada más del cuervo hasta…

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DE VUELTA A LIE TOWN

En casa de Pathu Werk los relámpagos aún sonaban y marcaban las paredes con sus sombras relucientes. Se acercaba el ansiado momento.
-¿Estás lista Emma? ¿Estás listo Pathu Werk? ¿Lo saben vuestros padres?-dijo Jack Bahuer con semblante serio.
-Mi padre siempre lo supo todo porque el cuervo le contagió con su sangre cuando era un gran piloto de avionetas en África. La bestia lo derribó en el desierto y estuvo a punto de perder la vida. Heredé sus marcas.-narró Pathu Werk.
-¡Un momento!-afirmó Emma interrumpiendo a los chicos. -He oído unos golpes metálicos en la planta de arriba.-
-El ruido tiene que ser del desván.-dijo JB.
Los tres muchachos subieron con cuidado a la buhardilla a través de una vieja trampilla y se detuvieron junto a un enorme espejo ornamentado que se agitaba de lado a lado bajo una vieja sábana deshilachada. JB descorrió la tela con firmeza y vieron debajo a una criatura sobrevolando un cielo oscurecido con los ojos de color amarillento e inyectados en sangre. Observándolos con atención. Su mirada era execrable.
-¡¿De dónde ha salido esto?!-se preguntó JB en voz alta con repulsión.
-Mi padre lo trajo de uno de sus viajes por el mundo, pero lo había recordado a menudo como un espejo corriente. Quizás la tormenta lo haya despertado.-señaló Pathu Werk con sorpresa. –Por fin ha llegado el momento que tanto estábamos esperando.-
-¡TENEIS QUE LIBERARME! ¡SOY MATACUERVO! ¡ALGUIEN ME ENCERRÓ Y OS NECESITO PARA ACABAR CON ÉL!-exclamó con furia una voz de ultratumba procedente del interior del cristal.
-Hola Matacuervo, me llamo Pathu Werk y soy el hijo de Tom Werk, el piloto que asaltaste en el desierto. Nosotros pensábamos encontrarte cerca de la tormenta de rayos porque nuestros tatuajes se vuelven más intensos cuando estamos cerca de ese lugar.-

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-Allí es adonde iremos después de que me saquéis de aquí, y lo harás Pathu si quieres que tu padre, Tom Werk, recupere sus ojos.
¡Miradlos!-
Entre sus fauces abiertas aparecieron dos orbes blanquecinos y sangrientos colgando del nervio óptico. Pathu no pudo mirar pero Emma se arrepentiría el resto de su vida.
-En un hospital un cirujano se los puede coser a las cuencas.-concluyó el cuervo con el gesto adusto.
-¿Dónde está mi padre ahora?-le preguntó Pathu con preocupación.
-Os lo diré si me liberáis.-sentenció Matacuervo. Y se hizo el silencio.
-¿No creéis que puede tratarse de una trampa?- preguntó JB al resto.
-¿Fue Mike quien te encerró en el espejo?-le preguntó Pathu rompiendo su silencio.
-Sí, ese hijo de puta me encerró en la Ciudad de los Espejos pero el linaje de los Werk me salvará.-
-Pues verás, Matacuervo, Mike no ha podido llegar aún. Ha estado castigado toda la semana en su casa y no hemos podido ir a verle por el asunto de la cabaña del árbol y el repentino fallecimiento de su hermana Ángela. Él decidirá que hacer contigo cuando vuelva.-le dijo JB.
-¡¡NO!!-exclamó el cuervo con los ojos abiertos como platos.
-¿Y qué hay de Teresa o de Woodworld?-se preguntó Emma. -¿También vendrán?-
-Ninguno de ellos vendrá, ni tan siquiera Luco. Ellos ya tuvieron su historia de aventuras la semana pasada.-habló Pathu cortante como el filo de una hoja de papel.
-Tenemos que decidirlo nosotros mismos.-dijo Emma.
-Muy bien.-señaló JB.
-¿Qué ha sido eso?-se preguntó Emma.
Llamaron nuevamente a la puerta de la casa de Pathu. Oyeron tres tocs.
-¿Quién será?-se dijo Jack Bahuer intrigado.
De modo que JB se dirigió hacia el vestíbulo, abrió la puerta con avidez y apareció Mike ante él con un libro sin editar bajo su axila. Bien agarrado.
-Se levantó el castigo, por fin mi madre me dejó salir desde lo de la cabaña.-le comentó Mike con melancolía a JB.
-Arriba te espera alguien que ya conoces.-y JB le lanzó una mirada extraña a Mike que le hizo desconfiar sobre si poner un pie en esa maldita casa. Pero al final entró, hizo un leve gesto con la mano y en ese instante sonó el viejo tocadiscos a ritmo de Matchbox Twenty.
En el prólogo del libro que llevaba Mike, JB había escrito que un hombre mitad cuervo debía ser liberado de su prisión oscura para restaurar el equilibrio del mundo. Mientras, en el interior del espejo Matacuervo sonreía poseído por un antiguo demonio indestructible que deseaba ver a todos y a todo ardiendo bajo las llamas de la eternidad.
Al final, Mike se acercó al espejo, lo tocó y éste se resquebrajó en cientos de diminutos fragmentos con forma de diamante. De su interior, se alzó una garra curva que lo agarró del pecho con fiereza, se movió en forma de z y le expuso al aire las costillas ensangrentadas. De otra veloz sacudida Matacuervo atravesó con sus garras el tórax al niño y le arrancó el corazón todavía palpitante, lo masticó con el pico renegrido y lo engulló mientras que el joven continuaba pálido y perplejo. Entonces, Matacuervo habló con un odio y una rabia dignos del mismísimo Belcebú.
-¡Ha llegado mi momento! ¡Se está escribiendo el Testamento del Cuervo!-vociferó Matacuervo y cubierto por entero de la cálida sangre de Mike.
-Pathu, Emma y yo nos dirigiremos contigo hacia la Ciudad de los Espejos atravesando la tormenta de rayos que lleva sacudiendo Lie Town durante semanas, y la reduciremos a cenizas para vengarnos del que te hizo esto. Si el Mike del mundo real ha caído, el Mike del otro lado también lo hará, y finalmente reinará la paz en los dos mundos.-concluyó Jack Black Bahuer. Lo de Curtis se había terminado para siempre y jamás volvería a ver a su padre. Omega Lee Curtis.
En mitad de la noche los tres amigos abandonaron Lie Town y se adentraron en la tormenta de rayos, el cuervo los seguía sin perderlos de vista. Sonreía. Las piezas se habían movido a su favor. 


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