Bienvenido a La Carretera Expedientada

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un saludo, Félix Olivera

miércoles, 9 de diciembre de 2015

El Guardián de la Puerta



Prólogo

Hace muchos años, tantos que ya ni logro acordarme del momento exacto, hubo una ciudad que fue asediada sin compasión y que al final acabó en las manos de un ejército terrible y poderoso de bárbaros esteparios comandados por el sanguinario Hans.
Durante mucho tiempo a la ciudad sólo dejaban que entrase un pequeño cargamento de víveres que era la única comida y bebida que entraba.
Los habitantes de aquella ciudad estaban muy débiles y enfermos y no les quedaba otra opción que estudiar los libros antiguos para cultivar la inteligencia, pues pensaban que así algún día lograrían expulsar de allí para siempre al Guardián de la Puerta.
Jaro permanecía oculto en la más alta Torre de la ciudadela. Un lugar oscuro y opresivo en el que había sido encerrado hacía ya tanto tiempo que ya no recordaba el cómo ni el por qué de su condena. Hasta que una fría mañana las cosas comenzaron a cambiar, cuando de pronto, unas leves sacudidas hicieron temblar la Torre de Jaro.
El muchacho se asustó en un comienzo, pero esos breves pensamientos de preocupación pronto dieron paso a la tranquilidad.
Una vez al día el carcelero se encaminaba hacia la Torre y le llevaba a Jaro la comida, que consistía en unos míseros mendrugos de pan seco y apenas una jarra de agua sucia en la que flotaban bichos muertos y trozos de barro.
-¡Aquí tienes tu comida, pequeña basura con patas!-le gruñó el ruin y apestoso carcelero, que estaba cubierto de mugre y úlceras en la piel e iba cubierto de viejos harapos.
Jaro se levantó del suelo con las pocas fuerzas que le restaban y se acercó arrastrándose al plato para comer.
El muchacho sabía que la comida era horrible pero aún no pensaba renunciar a la vida, algo dentro de sí mismo le obligaba a continuar pese a sus desgracias. Pese a un destino maldito que no comprendía. Allí era imposible ser feliz, pero Jaro imaginaba hermosas historias en lugares más mágicos aún donde todavía más mágicas criaturas le ayudaban a seguir con vida.
Los incansables días siguieron transcurriendo y el bochorno del calor del verano pronto dio paso al acortamiento de los días, y con esto, pronto llegó el invierno. A pesar de algunas pieles de bestias que le proporcionaron Jaro pasaba los días muerto de frío y fiebre y pensaba con resignación que aquel podría ser ya el último invierno de su vida. Cuando de pronto volvieron las sacudidas y los temblores sólo que esta vez más fuertes.
La Torre se inclinaba con levedad, cuando de pronto unos cascotes cayeron junto a Jaro, que se lanzó hacia otro lado para evitar ser golpeado en la cabeza. En ese instante, un rayo de luz atravesó la celda y fue a parar a la cara de Jaro, que se cubrió el rostro con ambas manos.
Los temblores continuaron cuando regresó el carcelero con la comida de ese día y la  arrojó a sus pies con desprecio.
Poco a poco el sol fue dando paso a unas nubes que fueron encapotando el cielo y que amenazaban con lluvia.
El carcelero era un Troll apestoso y se alejó dando ridículos saltos escaleras abajo, y con las gotas de agua que cayeron la escalera se puso muy resbaladiza, y tras llevarse un susto por el estallido imprevisto de un relámpago, el Troll trastabilló y cayó rodando escaleras abajo partiéndose el cráneo en dos mitades, del mismo modo que ocurre al abrir una nuez.
Mientras tanto, Jaro que era ajeno a todo esto estaba empapándose de agua hasta los huesos y con el frío que hacía en la Torre comenzó a helarse y a tiritar.
Las sacudidas regresaron de nuevo, pero esta vez la Torre no pudo resistirlas y se desplomó sobre las caballerizas, y por suerte Jaro sobrevivió al caer sobre el estiércol y la paja sucia de los caballos rodeado por el marco derruido de lo que fuera la ventana de la Torre, pero las cadenas y grilletes seguían atando sus manos y poca cosa pudo hacer mas que esperar a que apareciese alguien por allí para ayudarlo.

Las ondinas que son amantes de los ríos y los lagos recibieron con mucha felicidad aquella lluvia, pues la presa que habían construido más arriba y que las entristecía y casi las había exterminado las había obligado a dirigirse a un lugar en donde sólo pueden ser leídas o imaginadas. Los libros de cuentos de hadas y fantasías.
Desde que construyeron la presa las ondinas estaban muy enfadadas, y en secreto, planeaban conjurarse contra la ciudadela, y asesinar a todos los que las habían llevado a aquella desastrosa situación.
Sin embargo, todas coincidían en que había un pequeño o, según se mire, gran problema a resolver. Y éste era como para muchos otros habitantes de aquellas tierras la presencia imponente del Guardián de la Puerta.
Algunos decían del Guardián que se trataba de un ser indestructible y muchas leyendas se contaban sobre él, pero ninguna que fuera del todo fidedigna, pues ya es sabido que las viejas y no tan viejas chismosas de las aldeas son propensas a este tipo de habladurías.
Aún así, todos lo respetaban y evitaban. El Guardián con el que realmente contaba, si es que esto fuese del todo cierto, era con el soberbio, altanero y engreído Rey Hans, el más odiado de todos los reyes de su tiempo. Era tanta su mala fama que hasta las sucias y apestosas ratas de las alcantarillas y los enmohecidos acueductos le escupían en los pies a su paso con la asquerosa, pútrida e infecta saliva que almacenaban en sus carrillos y dientes repletos de caries.
Y todos los habitantes o mas bien vasallos del Rey Hans sabían que el único ser humano al que éste respetaba era como no a El Guardián de la Puerta. Y con éste era con quien tenía que enfrentarse Jaro si quería emprender el camino hacia su libertad.
Las ratas que eran las únicas amigas de Jaro durante su encierro fueron las primeras en acercársele para comprobar que no había sufrido ningún daño. Se le subieron por las piernas y se introdujeron en sus pantalones pero descubrieron que su amigo estaba en buenas condiciones.
El estruendo producido por el derrumbe del Torreón llamó la atención de todos los soldados, que por orden del Rey se acercaron con las lanzas alzadas para impedir que el preso se escapase, y con gran sorpresa descubrieron que Jaro ya no estaba allí.
Las ratas le guiaron a través de las alcantarillas y allí continuó hasta que se le ocurriese un plan para escapar de la ciudadela.
Las ratas avanzaban a través de las cuevas y Jaro las seguía, cuando sin esperarlo apareció la luz al final de uno de los túneles del desague (aquí falta una diéresis), el agua corría bajo sus pies y desembocaba en un inmenso lago que era "la tierra de las ondinas".
Jaro se lavó todo el cuerpo y la cara, y las ondinas se le acercaron con prontitud para estudiarle concienzudamente.
Las jóvenes lo observaron sorprendidas y concluyeron que tenían que llevarlo ante la Reina Ónice.
La Reina le dio la bienvenida a Jaro, lo vistió con sus ropas y celebraron un suculento banquete en el que hubo música y danza.
Las ondinas bailaron para Jaro y las ratas las contemplaron boquiabiertas a la espera de que les llevasen algo de comida.
La Reina Ónice era la ondina más bella de cuantas se conocían en esas tierras y estaba muy enfadada con el Rey Hans. Juntas planeaban asesinarle pues veían peligrar para siempre su estilo de vida. Algo que ya no soportarían más bajo ningún concepto.
Entonces, le hicieron la entrega a Jaro de una espada mortal y legendaria con el fin de que acabara ensartándosela en el pecho, y así lograse atravesar el corazón del Rey Hans.
Mientras tanto, el Guardián de la Puerta fumaba en su pipa una extraña hierba adormecedora con efectos tranquilizantes que el Troll le hiciera entrega mucho antes de su patética muerte.
Sus pensamientos se desvanecieron muy pronto cuando vio aparecer al Rey Hans custodiado por su escolta real, fuertemente armados, y de rostros sanguinarios.
Entonces, el Rey Hans le dijo al Guardián de la Puerta que el prisionero había escapado, asunto que le enfadó sobremanera ya que durante veinticinco años su principal misión había consistido en evitar que su hermano Jaro escapase de su infranqueable celda.





Por Félix Olivera- Librilla -2.015


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domingo, 28 de junio de 2015

Fin- El Castillo Infinito


<<Al final de la paciencia aguarda el cielo.>>

Antiguo proverbio africano



Escrito por F.M.Olivera- Librilla 2.015

Mientras tanto, en una isla remota del océano acababa de atracar un velero. El capitán del barco sonreía a la tripulación, y a su lado un hombre con aspecto de naúfrago desaliñado fregaba la cubierta.

-Buenos días, mi capitán.-dijo un hombre de aspecto siniestro, oculto tras una capa oscura.
-¿Cómo van los planes?-le dijo el capitán en tono malicioso.
-De momento todo va muy bien. Tenemos al muchacho de nuevo con nosotros. El otro está muerto y enterrado.-
-Eso no importa. Hemos capturado al Rey Encontrado. ¡Que lo traigan a mi presencia!-dijo el capitán.
Cuando el Rey Encontrado apareció y vio al hombre que se parecía enormemente al Soñador no pareció sorprenderse en absoluto. En una historia así matarlo una vez no era suficiente, y eso lo saben los que han leído o escuchado muchas historias, no los que dan todo por sentado desde un comienzo.
Al morir Marcos abrió los ojos en otro tiempo, en un lugar paradisiaco, luminoso y repleto de fauna y vegetación. Luego, se levantó del suelo y se contempló las cicatrices del pecho boquiabierto.
-¿Qué es lo que se supone que ha ocurrido aquí?-
se preguntó Marcos con dolor de cabeza. Pensar en varias dimensiones y que ya había pasado por unas cuantas le mareaba y le angustiaba.
Entonces, se acordó del libro del Castillo Infinito, se acordó de los anaqueles de literatura fantástica, del Rey Desterrado y de su historia. Recordó que todo había comenzado con la lectura y que seguramente así debía de acabar. 
En seguida, Marcos cerró los ojos y pensó en volver a su ciudad. Cuando los abrió, volvió a la biblioteca, cerró el libro del Castillo Infinito y regresó a su casa. Allí todo parecía normal, después abrazó a su madre, la besó en la mejilla y se fue a dormir. Luego, Marcos siguió soñando. 
A la mañana siguiente, al despertar, Marcos se palpó el pecho y notó las cicatrices de las deflagraciones de los disparos del Soñador. Volvió a mirar y allí no estaban. Al parecer todo había sido un sueño, pero uno muy real y vivido. Segundos después, Marcos recordó el metálico sabor de la sangre en la boca y se sintió aterrorizado y comprendió que alguien había tratado de matarlo durante años, alguien muy cercano a su vida.
-¡Cariño! ¡Voy a salir a cenar con unas amigas! Llegaré pronto.-le dijo Elisabeth.
-Muy bien.-le contestó Marcos. Que había visto a su madre salir con un hombre que le recordaba al Soñador, y Marcos volvió a sentir escalofríos. Su nuevo novio era el dueño de la biblioteca.
El libro del Castillo Infinito seguía con él, estaba en su mesilla. Lo abrió de nuevo y apenas quedaban unas cuantas páginas para el final, y el último capítulo se titulaba Transcurridos cinco años.
De repente, ante él apareció un trono hecho a la medida de un rey y su reina. Y la armadura del Rey Olvidado, la espada Durandarte capaz de controlar las mentes débiles, y la corona del Rey Encontrado ya estaban dispuestas para serle colocadas en su cuerpo.
Cuando la corona tocó la cabeza del Rey Encontrado los Reyes Malvados que el Soñador colocó en el continente Vijon fueron destronados y estos tronos quedaron vacíos para Era y el Rey Encontrado. Y en esas tierras reinó la paz por muchos años cuando el Castillo fue acabado por Era y dejó de ser para siempre un castillo infinito. Marcos terminó esa página y por fin cerró el libro. Parecía un buen final.
Transcurridos dos años desde que comenzara su lectura se había vuelto un poco más listo, sabio y confiado. Esas revelaciones le hicieron comprender que su historia concluía algo más grande que escapaba a su entendimiento. El eterno enfrentamiento de unos dioses donde el Naúfrago era el Guardián de la Eternidad y el Soñador el Nigromante del Anticosmos, y él el único y verdadero Rey de su historia.



Apéndice

Sombra de Oro acompañó a su Rey con felicidad hasta el último día de sus vidas, y enseñó a galopar a todos sus hijos.


 Fin

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lunes, 1 de junio de 2015

El Castillo Infinito - Capítulo 12- Lucha a muerte



    Lucha a muerte



Capítulo 12


Escrito por F.M.Olivera González- Librilla -Murcia- 31/5/2.015

Era se emocionó de volver a ver Marcos y a los demás pero por otro lado no se alegró mucho de haberse encontrado con el gran tesoro que guardaba la primera de sus obras maestras. 
La guerra aún no había concluido y Era vio que el Soñador puso sus ojos en el oro que trajo el Cuervo en su pico enorme y también los puso en el Castillo Infinito. 
De pronto, la codicia hizo que el Soñador sufriese otra transformación indescriptible convirtiéndolo en una masa de carne deforme, luego éste dio un salto imposible y alcanzó al Cuervo Blanco que logró domar con la espada Durendal clavada en la cuenca ocular, y al final volvió a la carga contra el Rey Encontrado y sus amigos.
En cambio, cuando todos creían haber perdido toda esperanza Era hizo caso a su voz interior que le dijo que ocurriría todo lo contrario, que todo saldría bien y que cada uno de esos seres malvados que tanto daño habían arrojado a los pueblos libres recibirían su justo castigo. 
Después, el Rey Encontrado se subió a lomos de Sombra de Oro y gritó sus cánticos de victoria por la boca relatando leyendas y tambaleando los males del mundo como nunca antes. Uno de ellos decía así:

¡No entres en tu casa al difamador
que ostente la avaricia!
¡No sea que acabes como carroña pasto de los buitres del averno
y con la sensación de haber vendido tu alma a bajo precio! ¡Destierra al cruel y mentiroso envidioso! ¡Haz que silencie su dañina boca! 
¡Y no temas! ¡No hay nada que temer!
¡Pues derrotar a la oscuridad es la única misión para un alma que persigue la inmortalidad de los héroes!
¡Durendal, Durandarte! ¡Eterna compañera rebanadora de cuellos maliciosos!
¡Honra y estatuas al final tras los cuervos de la noche y los huesos resquebrajados de los guerreros de la luz...!


Más tarde, Matacuervo lanzó la Flor Estrellada a los brazos del jinete de Sombra de Oro, y éste finalmente se la entregó a Marcos. Luego, la luz blanca los cegó y la oscuridad se vio gravemente amenazada. El grito de furia y de desesperación del Soñador sobrecogió a todos pues ya se aproximaba el final de la batalla. 
Al parecer el Soñador no había conseguido sembrar el odio y la desconfianza en todos los corazones de Vijon incapaz de reconocer la belleza que se oculta en cada uno de sus habitantes que los convierte en únicos, humildes y mejores ante todo lo demás.
Por eso aunque no hubiese sucedido en realidad la victoria por la carrera en los cielos, Marcos ya había superado la tercera de las pruebas porque mucho antes de que ésta hubiese dado comienzo el Cuervo Blanco ya la había perdido. 
Marcos tuvo el valor de seguir su propio camino, aquel que ya creía haber olvidado para siempre en los más ocultos rincones de su alma. Ningún mal podría sustituir o menospreciar el poder de un corazón puro. Entonces, Marcos sostuvo la Flor Estrellada entre sus dedos y se acercó al Soñador para desafiarlo como si del final de una justa caballeresca se tratase.

-Así que volvemos a encontrarnos muchacho, y veo además que llevas contigo esa misteriosa Flor Estrellada.-le dijo el Soñador en tono insultante, tras adquirir ligeramente cara y expresión humana.
-Eso parece.-le respondió Marcos. -Ahora que estoy libre del hechizo que me transformó en lobo alado y tras superar las tres pruebas vas a ver lo que se siente al probar lo que salga de este artefacto arcano. ¡Maldito! ¡Juro que te mataré con el poder de la Flor Estrellada!-le dijo Marcos furioso.
-Solo espero que esa Flor Estrellada tuya sea capaz de impedir que lleguen a su destino las balas de plata punzantes de este viejo revólver hecho de madera de sándalo en las ásperas tierras de Gilead. Hogar de pistoleros.-le dijo el Soñador con un una mueca burlona en la cara, al tiempo que adquiría la forma del brazo humano y sujetaba el arma de metal diseñada de forma impecable.
De pronto, se escuchó girar el tambor, en seguida se produjeron unas feroces deflagraciones y los disparos del revólver atravesaron el pecho del muchacho varias veces. En cuestión de segundos, la sangre brotó de sus entrañas y Marcos cayó al suelo desplomado y empapado de sangre. Muerto.
Los demás no pudieron hacer nada y cuando tuvieron tiempo de reaccionar ya era tarde para el muchacho.
En un estado de absoluta locura El Rey Encontrado se encontraba cabalgando sobre Sombra de Oro y se aproximó al galope al Soñador, después le arrancó Durendal al cadáver del Cuervo Blanco y de una estocada veloz y certera decapitó a aquel monstruo informe, luego cogió la Flor Estrellada de la mano de Marcos y la introdujo en la boca del Soñador con todas sus fuerzas. En seguida, éste comenzó a arder y en cuestión de segundos se vio envuelto en llamas lanzando profundos alaridos que helaban la venas de todos los allí presentes. 
Cuando el Soñador cerró la boca lo único que permaneció de él fue el olor a carne chamuscada, y su alma oscura fue a parar al río donde van los muertos. El Hado.
Con presteza, sus huestes horripilantes se agitaron y huyeron despavoridas alejándose campo a través pero pronto encontraron la muerte entre las flechas del segundo regimiento de arqueros de Ciudad Fronteriza que acababa de aparecer para salvarles. La guerra fratricida de la ciudad por fin se había terminado y se alzaba un único y unido ejército.
El padre del Rey Encontrado, el Rey Olvidado,  de haberlo visto derrotar al Soñador y a sus ejércitos del mal estaría muy orgulloso de él.
Finalmente, el Rey Encontrado se acercó a Marcos con lágrimas en el rostro y abrazó al muchacho sin vida, y el náufrago del mar del meteorito le ayudó a darle honrosa sepultura no muy lejos del lugar de la batalla. Sombra de Oro dio un relincho de pena y una sombra de impotencia los sobrecogió y los derrotó.
Pasados esos duros momentos Era se acercó al ordenador casi roto y recuperó los planos del Castillo Infinito después de que el hacker que era un siervo del Soñador se asustara pensando que le harían a él lo mismo y los devolvió a la red donde Era pudo recuperarlos. 

Por fin Era tenía claro como acabaría el Castillo Infinito...



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martes, 7 de abril de 2015

El Castillo Infinito - Capítulo 11 - La Carrera por los trabajos de Era




La Carrera por los trabajos de Era

Escrito por Félix Manuel Olivera 7,4, 2.15 Librilla


Capítulo 11

Marcos siguió al cuervo blanco ascendiendo los cielos hacia lo más alto que le permitieron sus fuerzas hasta contemplar en la lejanía una torre altísima que se alzaba inmortal entre las nubes, que a Marcos le recordaba a la conocida Torre de Babel.
-Mira muchacho.-le dijo el cuervo mientras se acercaban volando a la torre. -En caso de que superes la tercera prueba esta torre se convertirá en el portal que te devolverá a casa para ayudar al Rey Encontrado en la batalla contra el Soñador.-le contó el cuervo blanco.
-¿Y quién construyó esa torre?-le preguntó Marcos intrigado.
-Su nombre es Era. Una mujer muy hermosa.-le contestó el cuervo blanco con tristeza a causa de otros pensamientos que le atormentaban. -Y del interior de su torre brota el brillo de cien mil supernovas. El tesoro que acumularon los dioses más importantes de los universos conocidos y que perdieron por hacer caso de su traidora mano derecha, pues ese tesoro estaba maldito y había corrompido a todos esos mundos y a sus pobres criaturas hasta hacerlas perder el juicio y hacerlas caer en la miseria y la muerte.-pero eso lo dijo el cuervo con tristeza, como si fuera inevitable que fuese a ocurrir una y otra vez. Como si todos los seres con intelecto no escarmentaran generación tras generación empeñados en un continuo e injustificado no asimilar que nunca tendremos el oro suficiente.
-¡Has de ganarme aquí, en estos aires inestables! Pues el poder de ese tesoro es capaz de devolverte a tu casa, pero si yo llego antes que tú a la meta me llevará a la mía y el premio será llevarme ese tesoro con todas las consecuencias.-dijo el cuervo.
-Eso podría significar el fin de la paz mental otra vez y del retorno de la codicia.-le dijo Marcos con preocupación.
-Es posible.-le respondió el cuervo blanco. Pero has de saber que yo también fui transformado en cuervo y enviado aquí por el Soñador, y que en cuanto pueda le destruiré y pondré fin a su reinado de maldad.-le dijo el cuervo con altivez.
¡Pero entonces tú te convertirás en su sucesor!-
Tengo que llegar antes que él.-se dijo Marcos en tono bajo pensando en el alcance de lo que podía significar no superar la tercera prueba.
En aquel momento, los vientos seguían danzando y dando forma a las nubes, y Marcos mientras tanto esperaba la señal del cuervo para que diese comienzo la carrera por alcanzar la torre que un día construyese Era. Al parecer la joven se había convertido en una experta en crear edificios de una factura inabarcable.
Momentos después, las alas de Marcos luchaban por abrazar la mayor cantidad de aire que podían y el cuervo blanco que iba un poco por delante de él parecía volar sin esfuerzo alguno, y cuando ya estaban acercándose sin previo aviso las defensas de la torre se activaron e infinidad de cañones comenzaron a lanzarles sus proyectiles mientras trataban de esquivar los cañonazos como mejor podían hasta que una bala alcanzó un ala de Marcos quebrándosela y lo precipitó contra las embravecidas aguas del mar que se ocultaba bajo la niebla y las nubes.
De pronto, el repentino impacto de Marcos contra el agua lo hizo perder el conocimiento y la siguiente imagen que recordaba era la del cuervo blanco alcanzando la torre y verlo transformarse en una gigantesca bestia legendaria que abrazó a la torre, luego aguardó unos minutos y en seguida la bestia fue catapultada con el oro de los mil mundos hacia el espacio exterior, y al final la torre se desmoronó sobre el agua generando un tsunami que arrastró a Marcos hasta un islote en el que más tarde conoció a un naúfrago humano que llevaba tiempo queriendo escapar de allí y que había construido un barco para alcanzar la torre.
Juntos alcanzaron con el bote las ruinas de la torre en la que todo el oro estaba esparcido por el suelo. Luego, miraron a los cielos y vieron regresar al cuervo gigante que volvía a por el resto del oro.
El náufrago le enseñó a Marcos un arpón al que había nombrado Gungir con el que pretendía matar a la bestia. 
Entonces, Marcos y el naúfrago se ataron a una cuerda, y ésta la unieron al arpón y en el momento justo en el que descendió sobre ellos el cuervo, el náufrago lanzó el arpón con todas sus fuerzas a una de las patas y se lo incrustó entre las descomunales escamas de las cuales algunas salieron despedidas, pero esto era algo que el cuervo apenas notó.
Después, el cuervo fue recogiendo con su pico el resto del oro que quedaba entre las ruinas de la torre de Era y regresó al espacio atravesando el Universo a la velocidad de un cometa hasta alcanzar el Castillo Infinito cuyos planos habían sido robados en la primera prueba, y luego arrojó el oro que almacenaba en el pico en los alrededores del lugar en el que se estaba librando la Guerra entre el Rey Encontrado y el Soñador.
De repente, Marcos y el naúfrago se soltaron de la lanza con la que habían vuelto aferrados al cuervo en un viaje alucinante a través de espacios interestelares, y se fueron al encuentro del Rey Encontrado que estaba luchando con sus amigos, con el ejército de Ciudad Fronteriza y contra la Hidra en la que se había convertido el Soñador.
-¡La Carrera aún no ha terminado!-le gritó Marcos al cuervo blanco cuando le arrebató Durandarte al Rey Encontrado y la lanzó con toda su rabia en dirección al mismísimo ojo del gigantesco cuervo legendario, que herido de gravedad y sangrando por la cuenca ocular se alejó dando bandazos por el suelo y aplastando a las criaturas malévolas que acompañaban al Soñador logrando así matar a multitud de ellas sin siquiera proponérselo.

Y usando a Durendal Marcos consiguió desprenderse de sus alas. Era tanta la tensión muscular que sufría por la carrera que apenas sintió dolor y apenas sangró. Por fin ya era libre del hechizo del Soñador y volvía a ser él.


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sábado, 4 de abril de 2015

Las Tres Pruebas- El Castillo Infinito-capítulo 10



LAS TRES PRUEBAS


Escrito por Félix Manuel Olivera 4,4,2.015, Librilla

Mientras tanto en el asteroide Marcos sintió el viento mecerse entre sus alas, luego cogió un poco de carrerilla y se lanzó a surcar los aires. Sobrevoló un castillo de piedra que tenía doce torreones y dos preciosas banderas de la comarca que ondeaban continuamente con las ráfagas de viento.
Después se dirigió hacia uno de los torreones, luego atravesó una de las ventanas y al final llegó a una cámara circular muy bien decorada al estilo clásico inglés en la que permanecía dormida una joven casadera muy hermosa. La muchacha se despertó de pronto y chilló tan fuerte que alertó a los guardias del castillo que subieron atemorizados por lo que podía haberle sucedido a la princesa.
Cinco guardias le lanzaron una red enorme a Marcos y lo apresaron y arrastraron hasta el salón principal del trono en el que se encontraba el Rey de ese castillo que a su vez era un poderoso y malévolo hechicero que buscaba marido a su hija.
-¡Vaya, pero qué tenemos aquí! ¡Qué clase de alimaña horripilante se atreve a intentar secuestrar a mi hija a dos días de la boda Real con su prometido el Conde Mapache de Pemberly! ¡La pena máxima por este delito es la horca! ¡Que lo lleven mañana al centro del pueblo y que allí sea juzgado ante los ojos de Dios!-dijo el Rey Hechicero con altanería.
-Disculpe señor.-le dijo el zorro ayudante a su amo. -¿Y no sería mejor condenarle a realizar las Tres Pruebas?-
-¡Las tres pruebas! ¡Ahhh sí, ya lo había olvidado!-dijo el Rey.
Esas malditas pruebas son peores que la mismísima muerte. La peor perversidad.- Sea así. ¡El intruso no será condenado a la horca sino a realizar las tres pruebas, y si no las realiza será decapitado por el zorro!-decretó el monarca.
-Oh vaya...- dijo el zorro con desánimo. -Mi señor, disculpe pero yo no tengo ni idea de como se mata a un hombre lobo alado. Sólo quería recordárselo.-le dijo el zorro un poco ruborizado por la osadía de su Rey.
-¡Calla estúpido! ¿Y todavía dicen que los de tu raza son astutos? Me la tienes jurada animalucho de fábula. De este modo el asunto ya ha quedado zanjado y mañana al amanecer cuando cante el señor gallo ese lobo alado comenzará su ardua tarea que nadie antes ha superado.-se explayó el Rey del castillo.
La joven princesa sonrió satisfecha y fue en busca de los brazos de su amado padre que parecía estar bajo la influencia de un poderoso hechizo también que le impedía sentir pena o compasión hacia sus semejantes o seres desconocidos. En esto parecía estar implicado el Conde Mapache.
Los soldados llevaron a Marcos encadenado hasta un precipicio abandonado en el que había una mesa de escritorio con una especie de ordenador portátil y una silla de trabajo de oficina ergonómica. Todo parecía un poco extraño, inusual y anacrónico.
-¿Sabes programar uno de estos, hombre lobo alado?-
-Esto...no entiendo esas máquinas y no creo que llegue a comprenderlas algún día. No es mi rollo perder el tiempo con gilipolleces como esa.-dijo Marcos.
-Pues esta es la primera de las pruebas. Tienes que realizar un programa que consiga desenganchar de la red a millones de usuarios y de todas la redes sociales que existen actualmente.-
-Bien, eso es fácil para mí.-le dijo Marcos.
-¡Fácil!-dijeron a la vez los soldados y se rieron de Marcos. Del sin sentido de la orden sobretodo.
-Eso es algo que nadie ha logrado aún.-concluyeron los soldados partiéndose de risa.
Sin mediar palabra el hombre lobo alado que en realidad era Marcos transformado así por el Soñador Multicéfalo le pegó un puntapié al ordenador y lo arrojó al vacío del precipicio. Luego, el portátil abandonó el asteroide, surcó nebulosas, galaxias y sistemas. Seguidamente y no casualmente alcanzó la Tierra y fue a parar a la misma cabeza de la Hidra Multicéfala con la que todavía estaba luchando el Rey Encontrado. El ordenador cayó de la cabeza de la Hidra al suelo y rebotó varias veces hasta detenerse en tierra y al ver aquello Era comprendió que las nuevas tecnologías los estaban transformando en unos verdaderos inútiles, después cogió los planos del Castillo Infinito, los introdujo en el ordenador y de repente desapareció el Castillo cuando un hacker anónimo se entretuvo un rato robándolos. Era se quedó paralizada con aquello pues sus temores se estaban realizando ante sus ojos y la pesadilla llamada Castillo Infinito nunca acabaría.
De pronto, en el asteroide Marcos recuperó su forma humana pero seguía conservando las alas de rapaz.
-¡Estoy recuperando mi forma original!-se dijo el muchacho sorprendido.
Los guardias se enfurecieron y comprendieron que la bestia había sido capaz de superar la primera prueba.


El Cuervo Blanco y el Rey Soberbio

Marcos se alejó del acantilado y se adentró en un bosque que discurría en la ladera de una montaña y en su mismo centro se hallaba situada una casa de madera un poco destartalada en la que habitaba un Rey Soberbio que tenía como humilde mascota a un cuervo blanco.
El Rey Soberbio se acercó a Marcos y lo miró de arriba a abajo tratando de destruirlo con su análisis y Marcos no dio ni un sólo paso a atrás. Al ver que el joven no se ofendía el Rey Soberbio le lanzó una pregunta.
-¿Te mirarías en ese espejo muchacho?-
-No.-le contestó el joven Marcos y prosiguió diciendo. -Jamás me miraría en el mismo reflejo que un ególatra.-sentenció.
Y el Rey Soberbio que no pudo soportar aquello se dirigió hacia el espejo de un brinco, lo quebró con sus puños en mil pedazos y con uno de esos fragmentos se dio muerte.
El cuervo blanco lo miró con tristeza y le dijo a Marcos que ahora era libre y que había superado la segunda prueba. Y el Rey Soberbio se desvaneció como un triste eco perdido entre montañas olvidadas para nunca volver.
-¿Y la tercera prueba?-preguntó Marcos al tiempo que recuperaba la humildad perdida a cambio de su arrogancia de lobo.
-¡Ganarme en los cielos con tus alas!-le respondió el cuervo blanco con entusiasmo.
Entonces, Marcos se miró las alas con preocupación pues apenas sabía usarlas, pero tenía que volver para ayudar al Rey Encontrado a ganar la Guerra que se estaba librando en el mundo. Y en seguida el cuervo blanco alzó sus alas y surcando los cielos le hizo una seña a Marcos para que lo siguiera y en una veloz sacudida de viento sus alas se desplegaron, las plumas ondearon de lado a lado y abrazaron las ráfagas que se movían en todas direcciones extendidas sobre vientos que yo sólo recordaba haber visto descritos en antiguas leyendas de los lejanos mares de Ícaro. La ficción se abría paso y la imaginación se desataba al ritmo de la narración de los sucesos del Castillo Infinito hackeado. Marcos pensó que si algún día contaba esta historia a otro ser humano nadie le creería, y quizás un día arrepentido de haberla escrito o contado la olvidaría, la borraría o la quemaría para no ser tomado por majadero. 
En el fondo, Marcos amaba las disparatadas historias de caballerías en tiempos de un antirromanticismo casi patológico como señalaría C.S.Lewis  en su crítica de Las Dos Torres de J.RR.TOLKIEN. Pero de momento, sólo había tiempo de pensar en superar la tercera prueba y regresar al lado del Rey Encontrado. Y al fin volver a casa con su madre Elisabeth y poder darle un fuerte abrazo que pensaría de él lo mismo que de los sucesos narrados por Don Quijote a Sancho Panza en la cueva de Montesinos. Locuras, disparates y majaderías, y sin embargo para Marcos todo eso era el descubrimiento de un territorio inexplorado.

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martes, 10 de marzo de 2015

Azur y los lobos


Azur y los Lobos


Por Félix Manuel Olivera González- Librilla -2.015

Azur era el hijo de una loba salvaje, pero él no era un lobo. Se trataba de un ser humano. Los lobos lo acogieron una noche fría y tormentosa tras ser abandonado por una caravana de gitanos en los Picos de Europa.
Azur y la manada pasaban los días de caza hasta que llegaron los fríos y las nieves del invierno y tuvieron que refugiarse en la madriguera que había buscado el líder de la manada.
Todos se apretujaban unos con otros y Azur se abrazaba al pelaje de la loba matriarca para no pasar frío. Acurrucado sobre ella Azur estaba en la gloria y los días transcurrieron felices y confortables.
Una mañana todos se sobresaltaron cuando escucharon unos disparos y los machos salieron y comenzaron a aullar para alejar a los cazadores de la madriguera.
Pese a este contratiempo los días fueron pasando tranquilos y la nieve y los hielos se derritieron con lo que fue apareciendo el verdor en los campos, y el despertar de las flores y los incontables insectos que recolectan los néctares que desprenden.
Azur ya apenas gateaba y empezó a andar.
El niño se sostenía agarrado al pelaje de la loba matriarca y se ayudaba de ésta para dar sus primeros pasos, mientras que la loba no paraba de lamerle para motivarlo. Así le felicitaba y premiaba por su buena conducta y también por su rápido aprendizaje.

Una noche cayó un rayo sobre el bosque y le prendió fuego con lo que tuvieron que alejarse de donde vivían a otro lugar más seguro, sin embargo no todos los lobos sobrevivieron y el líder de los lobos se vio atrapado entre las llamas y murió. Ese fue el día en el que Azur conoció el verdadero sufrimiento.
Sin un guía que los dirigiese la loba matriarca quedó al cargo de todos y ya no pudo estar tanto tiempo dedicada al cuidado de Azur.
De ese modo Azur tuvo que aprender a lavarse y a convertirse en un lobo adulto a una temprana edad.
Conforme pasaba el tiempo se daba cuenta de que poseía algunas habilidades distintas a las del grupo de lobos y que les valían a todos y que la madre aprobaba con cierta desconfianza. 
Pasados algunos años Azur ya cazaba con los lobos ayudándose de sus propias herramientas. Una lanza de hueso muy afilada y una red de cuerdas que le servía para pescar en los ríos que descendían del deshielo de las montañas.
Cuando Azur se convirtió en un adulto fue descubierto por unos pastores de ovejas que se quedaron atónitos al descubrir a aquel hombre que había vivido toda su existencia como una bestia salvaje.
En seguida, la noticia recorrió toda la comarca y de pronto todos querían conocerle. Pero con viles engaños lo sacaron de allí y lo transformaron en lo que la mayoría de los hombres podemos considerar un hombre civilizado.
Azur aprendió español, se casó con una bella mujer, estudió y encontró trabajo de director en una asesoría de la ciudad, pero Azur no lograba olvidarse de la manada en la que creció y un día le ofreció a su esposa visitar los Picos de Europa. Y así lo hicieron, y cuando llegaron Azur le dijo a Elia, que era el nombre de su esposa, que iba a darse un paseo por los bosques. Elia lo consintió y Azur se adentró en ellos, luego se perdió hasta donde ya casi no le quedaron fuerzas para continuar y en el claro del bosque llamó a la manada a la que había amado tanto y a la que todavía amaba, y éstos le respondieron con sus aullidos de pena y alegría al mismo tiempo.
Ese mágico día Azur y los lobos lloraron en las montañas por el reencuentro que habían soñado desde que un triste día sus caminos se separaron en los Picos de Europa. 
Y ya viejito Azur le contó esta historia a sus nietos junto al fuego de una chimenea, mientras que allá afuera en algún lugar del sitio en el que se crió los lobos seguían aullando y tratando de sobrevivir contando la increíble historia que recordarían sus lobeznos generación tras generación.

Fin


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domingo, 1 de febrero de 2015

La Guerra contra el Soñador - El Castillo Infinito-capítulo 9


La Guerra contra el Soñador 

                                               Capítulo 9

              Escrito por Félix Manuel Olivera - Librilla - 2.015



Las hordas de bestias se aproximaban y descendían por el valle y miles de arañas se les unieron a aquella lucha que sería recordada como la Guerra de las Arañas.
Marcos sostenía a Durendal en su mano derecha y el Rey Encontrado trotaba a su lado con ligereza a lomos de Sombra de Oro. 
La sombra Alada descendió y el Soñador agarró un arco, tensó la cuerda, colocó una flecha envenenada y descargó el arma contra el chico.
En ese momento, Marcos giró sobre si mismo e hizo que Durendal describiese un círculo y quebró la flecha del Soñador en un instante que pareció eterno.

-¿Quién eres?-le preguntó el Rey Encontrado.

-Yo soy nadie.-le contestó el Soñador con una sonrisa burlona.
Luego, Marcos frunció el ceño y sus ojos proyectaron furia cuando dijo:
-Yo también he sufrido los embites de la ignorancia del mundo, Soñador. De alguna manera todos somos nadie pero eso no te capacita para impedir nuestra misión de acabar el Castillo Infinito.-le dijo Marcos desafiante.
-¡Silencio escoria humana, y guárdale respeto al señor de todos los pensamientos! El Rey Encontrado volverá a ser Desterrado, pues ves aquella estrella en el cielo de este atardecer que asoma por el horizonte. Allí os enviaré con la Sombra Alada y jamás podrás regresar.- dijo el Soñador.
Las hordas de criaturas se acercaban mientras que el Soñador hablaba y el mundo no se había detenido ni un segundo.
-¡Envíanos pues a esa estrella y te demostraremos entonces de lo que somos capaces!-le dijo Marcos sin temor. -No te tenemos ningún miedo Soñador.-
-Entonces, tú lo has querido muchacho. Pero esta maldición solo caerá sobre ti. Por osado.-le dijo el Soñador.
De pronto, una nube de humo cubrió a Marcos y lo lanzó hacia el espacio exterior atravesando las Galaxias y Nebulosas hasta llegar a un asteroide no más grande que la Tierra pero en el que florecía la vida.
Allí había bosques, lagos, ríos y mares por doquier con extrañas civilizaciones que se habían adaptado a aquella extraña climatología.
La mayoría eran como animales parlantes y pobres que se dedicaban a cultivar la tierra de sol a sol y que no se ayudaban entre ellos. 
Al parecer una extraña enfermedad llamada egoísmo que había llegado con los últimos colonizadores se estaba extendiendo entre todos los pobladores.
Cuando por fin la nube abandonó a Marcos este comprobó con asombro que el Soñador además de alejarlo a millones de años luz del planeta lo había convertido en un lobo alado, y las hermosas plumas de sus alas eran como las de las águilas imperiales.

Mientras tanto en el otro mundo...


Las hordas de monstruos seguían avanzando en dirección al Rey Encontrado que se subió a lomos de Sombra de Oro y el caballo soltó un relincho jubiloso.

A su vez Era sacó de su mochila un aparato de comunicación moderno con el que contactó con Dafne y Matacuervo para que acudiesen en su ayuda y para que también avisaran a todos los habitantes de Ciudad Fronteriza que pudieran hacerle frente al Soñador en una de las batallas más feroces y sangrientas que recordaría el mundo del Castillo Infinito.

Justo cuando el Rey Encontrado se disponía a lanzarle su espada al Soñador fue detenido por las voces de cuatro guerreros legendarios procedentes del continente Vijon que también querían ayudar en la batalla. Estos recibían los nombres de Eliena, Zelk, Tor y Tersan, también conocidos como los cuatro guerreros que nacieron del barro y se hicieron de oro y que sólo un verdadero ídolo de barro como el Rey Encontrado podía comandar.

A lomos de un Dragón Atómico también apareció Danke y las cosas se le iban poniendo cada vez más feas al Soñador que lanzó un grito de furia estridente que dejó sordos a nuestros guerreros e hizo que el Rey Encontrado se desprendiese de Durendal.
-¡Ahora voy a llamar a las Brujas retorcidas y ladinas de los páramos! ¡Pues ellas y su magia serán más poderosas que esos idiotas y también llamaré a la Reina de las Arañas!-exclamó el Soñador muy enfurecido.

-¡Con que esas tenemos!-le contestó el Rey Encontrado. ¡De ese modo yo también llamaré al escritor del Nigromante del Anticosmos que escribirá un final para el Soñador en el que será pisoteado, aniquilado y borrado de la faz de la Tierra!-dijo el Rey Encontrado.

En ese instante, la mirada furiosa del Soñador no se podía describir con palabras, y una sombra oscura ocultó las estrellas cuando la Sombra alada extendió sus alas por todo el país. 
El Castillo Infinito despegó del suelo despedazándose en escombros por la base y voló hasta situarse a la cabeza del Rey Encontrado, y dijo el Soñador:
-¡Si yo quisiera destruirte solo tendría que dejarlo caer sobre ti Rey Encontrado! ¡Creías que no fracasarías contra el verdadero Rey de este mundo! ¡Yo que lo sé todo y todo lo que va a ocurrir en el futuro! ¡Soy más que poderoso! ¡JA JA JA!-dijo el Soñador fuera de si entre maquiavélicas carcajadas.
-¡Marcos nos salvará!-le espetó el Rey Encontrado al Soñador.
 -Allí donde lo he enviado no hay esperanza y perecerá convertido en una inútil y despreciable bestia alada.-sentenció el Soñador.

La nube de monstruos se acercaba cada vez más pero también aparecieron los soldados de la ruinas de Ciudad Fronteriza con ganas de hacerle frente al Soñador. Sobrevolándolos iban Matacuervo y Dafne como dos jóvenes enamorados que iban a buscar a su hijo Marcos.

De pronto, el Soñador se lanzó contra el Rey Encontrado y Sombra de Oro le dio una coz a Durendal que estaba en el suelo tras abandonarla y en un veloz movimiento fue a parar a las manos del Rey Encontrado, que la sujetó con firmeza y rebanó de una estocada la cabeza del Soñador que rodó a sus pies con un gesto de incredulidad. 
El Rey Encontrado y los demás no podían creerlo, ya que al parecer todo había terminado, sin embargo, las bestias seguían avanzando impasibles hacia los guerreros aliados.
-Parece que todavía no hemos terminado.-le dijo el Rey Encontrado a Sombra de Oro que miraba intranquilo al Soñador, el cual comenzó a transformarse en una Hidra Multicéfala.
-¿¡Qué me has hecho?!-le gritó desconsolado el Soñador. -¡Ahora vas a saber lo que es bueno maldito Rey!-
De pronto, el Soñador lanzó un ataque feroz con todas sus cabezas y las fauces abiertas y el Rey Encontrado convocó a todos los arqueros de Ciudad Fronteriza que lanzaron contra el Soñador una lluvia inmensa de flechas flamígeras. En seguida, la bestia se revolvió de dolor y comenzó a echar llamaradas por todas las bocas. Pero justo en ese momento apareció Matacuervo que dejó a Dafne en el suelo y sujetó con sus garras a una de las cabezas de la Hidra y la subió  a los cielos todo lo que pudo y luego la dejó caer al suelo, y el estruendo que se formó cuando cayó fue semejante al provocado por un terremoto.
Entre los temblores llegaron las Brujas que lanzaron sus sortilegios y que fueron derrotadas con rapidez por los soldados rasos de infantería, pero estos no lo tuvieron tan fácil con la Reina de las Arañas y su enorme ejército arácnido que finalmente llegó con su lluvia de veneno y los mató a casi todos.
Después de todo eso el Castillo Infinito volvió al suelo muy agrietado y el Rey Encontrado se salvó de ser aplastado gracias a Sombra de Oro que lo salvó al galope.
Una vez a salvo resopló, y se dijo:
-Bueno, nadie es perfecto y al menos seguimos vivos en medio de todo este caos que no acabo de comprender del todo.-

Sombra de Oro dio una coz al suelo en señal de estar de acuerdo con su amo y la batalla siguió su curso...



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