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sábado, 4 de abril de 2015

Las Tres Pruebas- El Castillo Infinito-capítulo 10



LAS TRES PRUEBAS


Escrito por Félix Manuel Olivera 4,4,2.015, Librilla

Mientras tanto en el asteroide Marcos sintió el viento mecerse entre sus alas, luego cogió un poco de carrerilla y se lanzó a surcar los aires. Sobrevoló un castillo de piedra que tenía doce torreones y dos preciosas banderas de la comarca que ondeaban continuamente con las ráfagas de viento.
Después se dirigió hacia uno de los torreones, luego atravesó una de las ventanas y al final llegó a una cámara circular muy bien decorada al estilo clásico inglés en la que permanecía dormida una joven casadera muy hermosa. La muchacha se despertó de pronto y chilló tan fuerte que alertó a los guardias del castillo que subieron atemorizados por lo que podía haberle sucedido a la princesa.
Cinco guardias le lanzaron una red enorme a Marcos y lo apresaron y arrastraron hasta el salón principal del trono en el que se encontraba el Rey de ese castillo que a su vez era un poderoso y malévolo hechicero que buscaba marido a su hija.
-¡Vaya, pero qué tenemos aquí! ¡Qué clase de alimaña horripilante se atreve a intentar secuestrar a mi hija a dos días de la boda Real con su prometido el Conde Mapache de Pemberly! ¡La pena máxima por este delito es la horca! ¡Que lo lleven mañana al centro del pueblo y que allí sea juzgado ante los ojos de Dios!-dijo el Rey Hechicero con altanería.
-Disculpe señor.-le dijo el zorro ayudante a su amo. -¿Y no sería mejor condenarle a realizar las Tres Pruebas?-
-¡Las tres pruebas! ¡Ahhh sí, ya lo había olvidado!-dijo el Rey.
Esas malditas pruebas son peores que la mismísima muerte. La peor perversidad.- Sea así. ¡El intruso no será condenado a la horca sino a realizar las tres pruebas, y si no las realiza será decapitado por el zorro!-decretó el monarca.
-Oh vaya...- dijo el zorro con desánimo. -Mi señor, disculpe pero yo no tengo ni idea de como se mata a un hombre lobo alado. Sólo quería recordárselo.-le dijo el zorro un poco ruborizado por la osadía de su Rey.
-¡Calla estúpido! ¿Y todavía dicen que los de tu raza son astutos? Me la tienes jurada animalucho de fábula. De este modo el asunto ya ha quedado zanjado y mañana al amanecer cuando cante el señor gallo ese lobo alado comenzará su ardua tarea que nadie antes ha superado.-se explayó el Rey del castillo.
La joven princesa sonrió satisfecha y fue en busca de los brazos de su amado padre que parecía estar bajo la influencia de un poderoso hechizo también que le impedía sentir pena o compasión hacia sus semejantes o seres desconocidos. En esto parecía estar implicado el Conde Mapache.
Los soldados llevaron a Marcos encadenado hasta un precipicio abandonado en el que había una mesa de escritorio con una especie de ordenador portátil y una silla de trabajo de oficina ergonómica. Todo parecía un poco extraño, inusual y anacrónico.
-¿Sabes programar uno de estos, hombre lobo alado?-
-Esto...no entiendo esas máquinas y no creo que llegue a comprenderlas algún día. No es mi rollo perder el tiempo con gilipolleces como esa.-dijo Marcos.
-Pues esta es la primera de las pruebas. Tienes que realizar un programa que consiga desenganchar de la red a millones de usuarios y de todas la redes sociales que existen actualmente.-
-Bien, eso es fácil para mí.-le dijo Marcos.
-¡Fácil!-dijeron a la vez los soldados y se rieron de Marcos. Del sin sentido de la orden sobretodo.
-Eso es algo que nadie ha logrado aún.-concluyeron los soldados partiéndose de risa.
Sin mediar palabra el hombre lobo alado que en realidad era Marcos transformado así por el Soñador Multicéfalo le pegó un puntapié al ordenador y lo arrojó al vacío del precipicio. Luego, el portátil abandonó el asteroide, surcó nebulosas, galaxias y sistemas. Seguidamente y no casualmente alcanzó la Tierra y fue a parar a la misma cabeza de la Hidra Multicéfala con la que todavía estaba luchando el Rey Encontrado. El ordenador cayó de la cabeza de la Hidra al suelo y rebotó varias veces hasta detenerse en tierra y al ver aquello Era comprendió que las nuevas tecnologías los estaban transformando en unos verdaderos inútiles, después cogió los planos del Castillo Infinito, los introdujo en el ordenador y de repente desapareció el Castillo cuando un hacker anónimo se entretuvo un rato robándolos. Era se quedó paralizada con aquello pues sus temores se estaban realizando ante sus ojos y la pesadilla llamada Castillo Infinito nunca acabaría.
De pronto, en el asteroide Marcos recuperó su forma humana pero seguía conservando las alas de rapaz.
-¡Estoy recuperando mi forma original!-se dijo el muchacho sorprendido.
Los guardias se enfurecieron y comprendieron que la bestia había sido capaz de superar la primera prueba.


El Cuervo Blanco y el Rey Soberbio

Marcos se alejó del acantilado y se adentró en un bosque que discurría en la ladera de una montaña y en su mismo centro se hallaba situada una casa de madera un poco destartalada en la que habitaba un Rey Soberbio que tenía como humilde mascota a un cuervo blanco.
El Rey Soberbio se acercó a Marcos y lo miró de arriba a abajo tratando de destruirlo con su análisis y Marcos no dio ni un sólo paso a atrás. Al ver que el joven no se ofendía el Rey Soberbio le lanzó una pregunta.
-¿Te mirarías en ese espejo muchacho?-
-No.-le contestó el joven Marcos y prosiguió diciendo. -Jamás me miraría en el mismo reflejo que un ególatra.-sentenció.
Y el Rey Soberbio que no pudo soportar aquello se dirigió hacia el espejo de un brinco, lo quebró con sus puños en mil pedazos y con uno de esos fragmentos se dio muerte.
El cuervo blanco lo miró con tristeza y le dijo a Marcos que ahora era libre y que había superado la segunda prueba. Y el Rey Soberbio se desvaneció como un triste eco perdido entre montañas olvidadas para nunca volver.
-¿Y la tercera prueba?-preguntó Marcos al tiempo que recuperaba la humildad perdida a cambio de su arrogancia de lobo.
-¡Ganarme en los cielos con tus alas!-le respondió el cuervo blanco con entusiasmo.
Entonces, Marcos se miró las alas con preocupación pues apenas sabía usarlas, pero tenía que volver para ayudar al Rey Encontrado a ganar la Guerra que se estaba librando en el mundo. Y en seguida el cuervo blanco alzó sus alas y surcando los cielos le hizo una seña a Marcos para que lo siguiera y en una veloz sacudida de viento sus alas se desplegaron, las plumas ondearon de lado a lado y abrazaron las ráfagas que se movían en todas direcciones extendidas sobre vientos que yo sólo recordaba haber visto descritos en antiguas leyendas de los lejanos mares de Ícaro. La ficción se abría paso y la imaginación se desataba al ritmo de la narración de los sucesos del Castillo Infinito hackeado. Marcos pensó que si algún día contaba esta historia a otro ser humano nadie le creería, y quizás un día arrepentido de haberla escrito o contado la olvidaría, la borraría o la quemaría para no ser tomado por majadero. 
En el fondo, Marcos amaba las disparatadas historias de caballerías en tiempos de un antirromanticismo casi patológico como señalaría C.S.Lewis  en su crítica de Las Dos Torres de J.RR.TOLKIEN. Pero de momento, sólo había tiempo de pensar en superar la tercera prueba y regresar al lado del Rey Encontrado. Y al fin volver a casa con su madre Elisabeth y poder darle un fuerte abrazo que pensaría de él lo mismo que de los sucesos narrados por Don Quijote a Sancho Panza en la cueva de Montesinos. Locuras, disparates y majaderías, y sin embargo para Marcos todo eso era el descubrimiento de un territorio inexplorado.

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