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un saludo, Félix Olivera

domingo, 1 de febrero de 2015

La Guerra contra el Soñador - El Castillo Infinito-capítulo 9


La Guerra contra el Soñador 

                                               Capítulo 9

              Escrito por Félix Manuel Olivera - Librilla - 2.015



Las hordas de bestias se aproximaban y descendían por el valle y miles de arañas se les unieron a aquella lucha que sería recordada como la Guerra de las Arañas.
Marcos sostenía a Durendal en su mano derecha y el Rey Encontrado trotaba a su lado con ligereza a lomos de Sombra de Oro. 
La sombra Alada descendió y el Soñador agarró un arco, tensó la cuerda, colocó una flecha envenenada y descargó el arma contra el chico.
En ese momento, Marcos giró sobre si mismo e hizo que Durendal describiese un círculo y quebró la flecha del Soñador en un instante que pareció eterno.

-¿Quién eres?-le preguntó el Rey Encontrado.

-Yo soy nadie.-le contestó el Soñador con una sonrisa burlona.
Luego, Marcos frunció el ceño y sus ojos proyectaron furia cuando dijo:
-Yo también he sufrido los embites de la ignorancia del mundo, Soñador. De alguna manera todos somos nadie pero eso no te capacita para impedir nuestra misión de acabar el Castillo Infinito.-le dijo Marcos desafiante.
-¡Silencio escoria humana, y guárdale respeto al señor de todos los pensamientos! El Rey Encontrado volverá a ser Desterrado, pues ves aquella estrella en el cielo de este atardecer que asoma por el horizonte. Allí os enviaré con la Sombra Alada y jamás podrás regresar.- dijo el Soñador.
Las hordas de criaturas se acercaban mientras que el Soñador hablaba y el mundo no se había detenido ni un segundo.
-¡Envíanos pues a esa estrella y te demostraremos entonces de lo que somos capaces!-le dijo Marcos sin temor. -No te tenemos ningún miedo Soñador.-
-Entonces, tú lo has querido muchacho. Pero esta maldición solo caerá sobre ti. Por osado.-le dijo el Soñador.
De pronto, una nube de humo cubrió a Marcos y lo lanzó hacia el espacio exterior atravesando las Galaxias y Nebulosas hasta llegar a un asteroide no más grande que la Tierra pero en el que florecía la vida.
Allí había bosques, lagos, ríos y mares por doquier con extrañas civilizaciones que se habían adaptado a aquella extraña climatología.
La mayoría eran como animales parlantes y pobres que se dedicaban a cultivar la tierra de sol a sol y que no se ayudaban entre ellos. 
Al parecer una extraña enfermedad llamada egoísmo que había llegado con los últimos colonizadores se estaba extendiendo entre todos los pobladores.
Cuando por fin la nube abandonó a Marcos este comprobó con asombro que el Soñador además de alejarlo a millones de años luz del planeta lo había convertido en un lobo alado, y las hermosas plumas de sus alas eran como las de las águilas imperiales.

Mientras tanto en el otro mundo...


Las hordas de monstruos seguían avanzando en dirección al Rey Encontrado que se subió a lomos de Sombra de Oro y el caballo soltó un relincho jubiloso.

A su vez Era sacó de su mochila un aparato de comunicación moderno con el que contactó con Dafne y Matacuervo para que acudiesen en su ayuda y para que también avisaran a todos los habitantes de Ciudad Fronteriza que pudieran hacerle frente al Soñador en una de las batallas más feroces y sangrientas que recordaría el mundo del Castillo Infinito.

Justo cuando el Rey Encontrado se disponía a lanzarle su espada al Soñador fue detenido por las voces de cuatro guerreros legendarios procedentes del continente Vijon que también querían ayudar en la batalla. Estos recibían los nombres de Eliena, Zelk, Tor y Tersan, también conocidos como los cuatro guerreros que nacieron del barro y se hicieron de oro y que sólo un verdadero ídolo de barro como el Rey Encontrado podía comandar.

A lomos de un Dragón Atómico también apareció Danke y las cosas se le iban poniendo cada vez más feas al Soñador que lanzó un grito de furia estridente que dejó sordos a nuestros guerreros e hizo que el Rey Encontrado se desprendiese de Durendal.
-¡Ahora voy a llamar a las Brujas retorcidas y ladinas de los páramos! ¡Pues ellas y su magia serán más poderosas que esos idiotas y también llamaré a la Reina de las Arañas!-exclamó el Soñador muy enfurecido.

-¡Con que esas tenemos!-le contestó el Rey Encontrado. ¡De ese modo yo también llamaré al escritor del Nigromante del Anticosmos que escribirá un final para el Soñador en el que será pisoteado, aniquilado y borrado de la faz de la Tierra!-dijo el Rey Encontrado.

En ese instante, la mirada furiosa del Soñador no se podía describir con palabras, y una sombra oscura ocultó las estrellas cuando la Sombra alada extendió sus alas por todo el país. 
El Castillo Infinito despegó del suelo despedazándose en escombros por la base y voló hasta situarse a la cabeza del Rey Encontrado, y dijo el Soñador:
-¡Si yo quisiera destruirte solo tendría que dejarlo caer sobre ti Rey Encontrado! ¡Creías que no fracasarías contra el verdadero Rey de este mundo! ¡Yo que lo sé todo y todo lo que va a ocurrir en el futuro! ¡Soy más que poderoso! ¡JA JA JA!-dijo el Soñador fuera de si entre maquiavélicas carcajadas.
-¡Marcos nos salvará!-le espetó el Rey Encontrado al Soñador.
 -Allí donde lo he enviado no hay esperanza y perecerá convertido en una inútil y despreciable bestia alada.-sentenció el Soñador.

La nube de monstruos se acercaba cada vez más pero también aparecieron los soldados de la ruinas de Ciudad Fronteriza con ganas de hacerle frente al Soñador. Sobrevolándolos iban Matacuervo y Dafne como dos jóvenes enamorados que iban a buscar a su hijo Marcos.

De pronto, el Soñador se lanzó contra el Rey Encontrado y Sombra de Oro le dio una coz a Durendal que estaba en el suelo tras abandonarla y en un veloz movimiento fue a parar a las manos del Rey Encontrado, que la sujetó con firmeza y rebanó de una estocada la cabeza del Soñador que rodó a sus pies con un gesto de incredulidad. 
El Rey Encontrado y los demás no podían creerlo, ya que al parecer todo había terminado, sin embargo, las bestias seguían avanzando impasibles hacia los guerreros aliados.
-Parece que todavía no hemos terminado.-le dijo el Rey Encontrado a Sombra de Oro que miraba intranquilo al Soñador, el cual comenzó a transformarse en una Hidra Multicéfala.
-¿¡Qué me has hecho?!-le gritó desconsolado el Soñador. -¡Ahora vas a saber lo que es bueno maldito Rey!-
De pronto, el Soñador lanzó un ataque feroz con todas sus cabezas y las fauces abiertas y el Rey Encontrado convocó a todos los arqueros de Ciudad Fronteriza que lanzaron contra el Soñador una lluvia inmensa de flechas flamígeras. En seguida, la bestia se revolvió de dolor y comenzó a echar llamaradas por todas las bocas. Pero justo en ese momento apareció Matacuervo que dejó a Dafne en el suelo y sujetó con sus garras a una de las cabezas de la Hidra y la subió  a los cielos todo lo que pudo y luego la dejó caer al suelo, y el estruendo que se formó cuando cayó fue semejante al provocado por un terremoto.
Entre los temblores llegaron las Brujas que lanzaron sus sortilegios y que fueron derrotadas con rapidez por los soldados rasos de infantería, pero estos no lo tuvieron tan fácil con la Reina de las Arañas y su enorme ejército arácnido que finalmente llegó con su lluvia de veneno y los mató a casi todos.
Después de todo eso el Castillo Infinito volvió al suelo muy agrietado y el Rey Encontrado se salvó de ser aplastado gracias a Sombra de Oro que lo salvó al galope.
Una vez a salvo resopló, y se dijo:
-Bueno, nadie es perfecto y al menos seguimos vivos en medio de todo este caos que no acabo de comprender del todo.-

Sombra de Oro dio una coz al suelo en señal de estar de acuerdo con su amo y la batalla siguió su curso...



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