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un saludo, Félix Olivera

domingo, 28 de junio de 2015

Fin- El Castillo Infinito


<<Al final de la paciencia aguarda el cielo.>>

Antiguo proverbio africano



Escrito por F.M.Olivera- Librilla 2.015

Mientras tanto, en una isla remota del océano acababa de atracar un velero. El capitán del barco sonreía a la tripulación, y a su lado un hombre con aspecto de naúfrago desaliñado fregaba la cubierta.

-Buenos días, mi capitán.-dijo un hombre de aspecto siniestro, oculto tras una capa oscura.
-¿Cómo van los planes?-le dijo el capitán en tono malicioso.
-De momento todo va muy bien. Tenemos al muchacho de nuevo con nosotros. El otro está muerto y enterrado.-
-Eso no importa. Hemos capturado al Rey Encontrado. ¡Que lo traigan a mi presencia!-dijo el capitán.
Cuando el Rey Encontrado apareció y vio al hombre que se parecía enormemente al Soñador no pareció sorprenderse en absoluto. En una historia así matarlo una vez no era suficiente, y eso lo saben los que han leído o escuchado muchas historias, no los que dan todo por sentado desde un comienzo.
Al morir Marcos abrió los ojos en otro tiempo, en un lugar paradisiaco, luminoso y repleto de fauna y vegetación. Luego, se levantó del suelo y se contempló las cicatrices del pecho boquiabierto.
-¿Qué es lo que se supone que ha ocurrido aquí?-
se preguntó Marcos con dolor de cabeza. Pensar en varias dimensiones y que ya había pasado por unas cuantas le mareaba y le angustiaba.
Entonces, se acordó del libro del Castillo Infinito, se acordó de los anaqueles de literatura fantástica, del Rey Desterrado y de su historia. Recordó que todo había comenzado con la lectura y que seguramente así debía de acabar. 
En seguida, Marcos cerró los ojos y pensó en volver a su ciudad. Cuando los abrió, volvió a la biblioteca, cerró el libro del Castillo Infinito y regresó a su casa. Allí todo parecía normal, después abrazó a su madre, la besó en la mejilla y se fue a dormir. Luego, Marcos siguió soñando. 
A la mañana siguiente, al despertar, Marcos se palpó el pecho y notó las cicatrices de las deflagraciones de los disparos del Soñador. Volvió a mirar y allí no estaban. Al parecer todo había sido un sueño, pero uno muy real y vivido. Segundos después, Marcos recordó el metálico sabor de la sangre en la boca y se sintió aterrorizado y comprendió que alguien había tratado de matarlo durante años, alguien muy cercano a su vida.
-¡Cariño! ¡Voy a salir a cenar con unas amigas! Llegaré pronto.-le dijo Elisabeth.
-Muy bien.-le contestó Marcos. Que había visto a su madre salir con un hombre que le recordaba al Soñador, y Marcos volvió a sentir escalofríos. Su nuevo novio era el dueño de la biblioteca.
El libro del Castillo Infinito seguía con él, estaba en su mesilla. Lo abrió de nuevo y apenas quedaban unas cuantas páginas para el final, y el último capítulo se titulaba Transcurridos cinco años.
De repente, ante él apareció un trono hecho a la medida de un rey y su reina. Y la armadura del Rey Olvidado, la espada Durandarte capaz de controlar las mentes débiles, y la corona del Rey Encontrado ya estaban dispuestas para serle colocadas en su cuerpo.
Cuando la corona tocó la cabeza del Rey Encontrado los Reyes Malvados que el Soñador colocó en el continente Vijon fueron destronados y estos tronos quedaron vacíos para Era y el Rey Encontrado. Y en esas tierras reinó la paz por muchos años cuando el Castillo fue acabado por Era y dejó de ser para siempre un castillo infinito. Marcos terminó esa página y por fin cerró el libro. Parecía un buen final.
Transcurridos dos años desde que comenzara su lectura se había vuelto un poco más listo, sabio y confiado. Esas revelaciones le hicieron comprender que su historia concluía algo más grande que escapaba a su entendimiento. El eterno enfrentamiento de unos dioses donde el Naúfrago era el Guardián de la Eternidad y el Soñador el Nigromante del Anticosmos, y él el único y verdadero Rey de su historia.



Apéndice

Sombra de Oro acompañó a su Rey con felicidad hasta el último día de sus vidas, y enseñó a galopar a todos sus hijos.


 Fin

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