Texto escrito por el artista Deekin para Clan Dlan
Hola, aquí están los relatos que he ido escribiendo a lo largo de mi vida y he seleccionado algunos que espero les gusten, os mando un cordial saludo. Félix Olivera Librilla 2.012-2.018 Todo parecido con cualquier otra obra es mera coincidencia, mis historias están llenas de referencias a otras obras con derechos de autor. Reitero que no se basan en ninguna de ellas y no van más allá de la cita.
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Un espacio para leer historias, pasarlo en grande, compartir textos literarios y comentar con libertad.
un saludo, Félix Olivera
lunes, 18 de diciembre de 2023
Orfebre, de mi amigo de Clan Dlan Deekin y una maravilla que quiero compartirles. Para mí esto es escribir, y algo cercano a una obra maestra literaria. Un texto así jamás merecería el olvido. Abrazos :).
Orfebre.
El Orfebre ama su trabajo y está orgulloso de él. Cada vez que termina una estrella le busca un lugar en el firmamento y la fija con cuidado. Lo hace con detenimiento, observando desde todos los ángulos posibles para ver si el efecto es de su agrado; el Orfebre es un perfeccionista
Al llevar eones trabajando, el fundir, el golpear y el pulir estrellas ya no tiene ningún misterio para él. Cuando ve la materia prima ya sabe cual es la clase de estrella que puede fabricar. No son lo mismo las lágrimas de un amor roto que los suspiros por un amor imposible. Le llevó tiempo descubrir que para elaborar las estrellas blancas y pequeñas, esas que se asemejan a trocitos de hielo, no hay nada como las lágrimas por un amor que se rompe. Esas lágrimas son duras; se pueden golpear con fuerza para reducir la estrella a su dimensión más perfecta sin miedo a que se rompa en mil fragmentos. En cambio para las estrellas fugaces, ahí sí el Orfebre utiliza los suspiros. Pueden ser por amar a una desconocida, por añorar un antiguo amor, por recordar tiempos felices compartidos con personas que ya no existen... eso sí, siempre tienen que tener su origen en un imposible. Sólo descarta los suspiros que nacen de deseos materiales; éstos tienen muchas aristas e imperfecciones y es un trabajo perdido incluso para un artesano del nivel del Orfebre, ya que no se les puede imprimir una bonita órbita ni un color que sea distinto al negro.
Tampoco suele trabajar con lágrimas que nazcan de la alegría. Estuvo un tiempo intentándolo pero cuando no se evaporaban al tratar de fundirlas, se quebraban al primer toque del martillo o se apagaban cuando trataba de pulirlas. Las pocas que sobreviven al proceso de elaboración son muy delicadas y, como la propia felicidad, tienen una vida muy corta. Son de un bonito color dorado que titila alegremente. Aunque son muy hermosas, suponen mucho trabajo para tan poco rendimiento y además la materia prima no es muy abundante.
Las lágrimas por los sueños incumplidos, esas sí que son abundantes. Gran parte de las estrellas que iluminan el cielo tienen su origen en ellas. Tienen un bonito color azul y suelen ser más bien grandes. Son fáciles de trabajar, muy dúctiles, por lo que el Orfebre suele hacerlas muy estilizadas, con muchas puntas afiladas que recorren la superficie de la estrella, como si ésta buscara algo donde clavarse, algo que desgarrar.
Sin embargo, no son esas las favoritas del Artesano. A él le gustan las que parecen que rasgan el cielo en las noches de luna nueva. Son muy laboriosas porque las lágrimas que utiliza deben ser recogidas en el instante justo. Ese momento puede ser un segundo, una micra o tal vez días. Cuanto más tiempo apure el Orfebre en cogerlas, mejor resultado tendrá al forjar la estrella. Pero el riesgo es grande: si tarda demasiado se malogrará la lágrima y sólo podrá elaborar una estrella vulgar más.
El truco, o mejor dicho la habilidad, radica en atrapar junto a la lágrima un fragmento del alma de la persona de la que brota. Esto sólo se produce en aquellos casos en los que el ser humano se engaña a sí mismo. Como, por ejemplo, esa chica a la que ahora mismo el Orfebre no quita los ojos de encima. La muchacha acuna a su hijito y se miente diciendo que todo va a salir bien, que la ciencia médica ya lo puede todo, que ha rezado a todos los dioses, que ella es buena, que no se merece tal castigo. Y se miente y ella sabe que se está mintiendo. Pero no quiere abandonar la mentira de la esperanza.
Cuando la realidad se imponga, cuando lo inevitable se encarne y se muestre ante ella, llorará. Pero antes que broten las primeras lágrimas sentirá una fuerte opresión en el pecho y durante unos segundos todo tendrá, para ella, un aura de irrealidad... justo en ese momento se produce el desprendimiento. Al instante llegarán las lágrimas, fuertes y amargas, abundantes y desesperadas y prendido de ellas un trocito de su alma...
Esa es la especialidad del Orfebre. Forjar estrellas para luego contemplarlas satisfecho y no como los humanos, que miran al cielo en silencio y las observan con detenimiento, casi como si supiesen; como si estuviesen buscando cuál de entre todas ellas contienen sus esperanzas rotas.
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