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un saludo, Félix Olivera

viernes, 8 de diciembre de 2023

EL ÚLTIMO CASO SIN RESOLVER

Los agentes llegaron al mortuorio y vieron que la chica desconocida había  resucitado. Le preguntaron que qué había sucedido y ella tan solo dijo que había sido cosa del sueño, el sueño eterno...

-No es posible que estés aquí entre los vivos porque te vimos muerta... La muerte no existe agente. Y ya no recuerdo nada de mi vida anterior ni lo que sucedió. Simplemente me desperté aquí.-

El agente no dejaba de mirar a la mujer consternado. Es más alucinante comprender el misterio de una resurrección que de una muerte y un asesinato.

-Quizás puedas contarnos algo del más allá, puede que algo se nos haya pasado desapercibido. Mira, hay casos de agentes que nunca vivieron estas situaciones y los demás lo creyeron sin admitir lugar a dudas. Así es el misterio del universo. Compañero agente, si quizás lograra usted salir de su crisis existencial y lograra alcanzar algo de luz en su vida. Lo vemos tan perdido agente. 

Ante la inmensidad inabarcable de infinitas puertas y de caminos que se alzan ante usted. De verdad que estamos preocupados porque acabe quitándose la vida o colgándose de una soga en un apartamento abandonado de la gran ciudad. Cuando la mayoría de la gente no logra entender algo estos empiezan a correr rumores infundados, ya sabe usted sobre el mal juicio de las personas y su crueldad. Pero la muerte llama a la muerte sabe usted. Al mismo tiempo usted desconfía de todo el mundo por esta misma razón, y ha llegado a no creer en nada. Le teme a todo pero tampoco busca soluciones reales joder. Todos nos sentimos impotentes y consternados. Creemos que debería hacer algo ya por sus sueños y piense en todas sus luchas y batallas vencidas. Recuerde que nunca llegó al puesto donde llegó sin intentarlo.

Entonces, el agente increpado por su compañero se sacó un paquete del bolsillo, lo abrió y extrajo un sobre con el formato antiguo de las cartas. Lo leyó en voz alta frente a sus compañeros y la extraña mujer que acababa de resucitar.

La carta narraba esto: Tal día como hoy esta mujer llamada Sara volverá a la vida, diga lo que os diga no la creáis porque no es realmente ella. La verdadera Sara sigue estando muerta.

Y eso es todo...

-¿Que la verdadera Sara sigue muerta?-le respondió sorprendido el agente.

El otro agente sintió un punzada en el corazón y se sintió que iba a morir, también sintió unas ganas increíbles de huir de aquel lugar, de aquella habitación y de abandonar aquel maléfico caso. El miedo invadió su cuerpo, y de pronto le entraron ganas de lanzarse al vacío de aquel enorme rascacielos de Nueva York. Entre balbuceos logró enunciar estas palabras:

-¿Entonces quien es realmente esta mujer y porque narices esta viva si todos la vimos muerta con nuestros propios ojos?

-Creo que se trata de espíritus demoniacos señor. Obra del maligno.-

-Bueno compañero. ¿Vas a abandonar el cuerpo o finalmente me vas a ayudar a resolver el caso?-

Y justo cuando el agente compungido iba a hablar Sara se revolvió en la camilla, se abalanzó sobre el agente y le besó en los labios sujetado su cabeza con unas manos heladas. Acto seguido el agente cayó al suelo fulminado por el susto y  toda la situación sin saber que era verdad o mentira.

Realidad y ficción se mezclaron como el agua y el barro... Allá afuera en las calles de Nueva York alguien se tiraba por una ventana de un rascacielos, y un cuervo lloraba sangre por los ojos en el alfeizar de la ventana de aquella misma habitación.

-He vuelto a escribir.-dijo Dios resoplando aliviado, quien en realidad estuvo moviendo la mano del escritor todo el tiempo.

- Te daré otra oportunidad muchacho. Vas a ver que la vida es lo que yo decido y punto. Nada más.-

En otra realidad los dos agentes eran dos pájaros enjaulados en la habitación de un hombre de treinta y seis años que solitario dudaba todo el tiempo sobre el futuro de su vida. Sobre la presunta seriedad de las decisiones tomadas y sobre la notoria estupidez de la gente. Estaba muy asustado en realidad, de pronto se vio solo, aislado, incomunicado y en un arrebato cercano a la demencia liberó al loro y liberó a la tórtola que no sin asombro descubrieron la libertad como nunca antes la habían experimentado. 

De pronto, sus alas se desplegaron y sin un rumbo fijo se dirigieron a ningún lugar. El loro le picó con fuerza en el dedo índice y el hombre de treinta y seis años lloró mucho por el inesperado picotazo de su querido amigo. Amaba tanto a esos pajarillos que deseó que siguieran vivos allá donde fuesen.

Así que dios cogió la pluma del escritor y los convirtió en hombres y agentes de policía de investigación criminal. No se maten por favor que el tiempo arregla lo que parece imposible de arreglar. El amor salva pero jamás te lleva a la muerte.

Ahora somos dos pájaros y al mismo tiempo somos dos agentes de criminología de la policía de Nueva York por que dios así lo ha decidido. La vida esta llena de miedos, silencios, equivocaciones, llanto, súplicas y traiciones.

¿Qué no comprendéis porque Sara ha resucitado? Entonces es porque tampoco comprendéis la vida, y esta a veces solo se comprende a través de las oraciones. En el peor de los casos sin resolver de su vida hagan oración y Dios los escuchará. ¡Feliz Navidad!



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