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un saludo, Félix Olivera

miércoles, 6 de noviembre de 2013



El Castillo Infinito



Por Félix Olivera

Prólogo

Por Félix Manuel Olivera González, Librilla- 2.013



Capítulo 1

El rey desterrado cabalgaba a lomos de un caballo oscuro bajo la amarga sombra de una noche estrellada.
Iba vestido con armadura y blandía una hermosa y mortal espada acerada.
Una maldición caía sobre el rey desterrado. Los malvados hechiceros de su reino lo condenaron a vagar por los páramos hasta que encontrara a alguien que fuese capaz de acabar un castillo maldito. Pues ningún arquitecto había logrado terminarlo en vida. 
El castillo se iba volviendo cada vez más complicado en su estructura transformándose en una delirante red de escaleras, habitaciones, torres de homenaje y fosos de aguas estancadas infestados de mosquitos.
Parecía improbable que aquel lugar pudiese ser habitado por una casta de monarcas y el tiempo se estaba agotando para el reino.
De modo que si en el breve periodo de cinco años aquel desaguisado no era concluido, el rey desterrado jamás podría volver y la paz en el reino nunca llegaría.
Con lo que al final los hechiceros oscuros destruirían el mundo con su magia y el caos reinaría de nuevo.

Marcos había comenzado las vacaciones de verano, se encaminó a la biblioteca y se perdió entre los anaqueles de literatura fantástica.
Encontró un libro maltratado por el paso del tiempo, buscó una mesa solitaria, una silla y comenzó a leer lo que al principio parecía una historia sencilla sobre un rey desterrado que pretendía terminar un castillo. Al final de una extensa narración, Marcos levantó los ojos del libro y despertó en su cama. Más tarde salió a la calle y descubrió un nuevo mundo de castillos y princesas, de justas, torneos y batallas a corcel y espada.
Marcos boquiabierto se frotó los ojos pero nada consiguió sacarle de aquella realidad. Hasta que de pronto se acercó al galope el rey desterrado. Que lo nombró escudero y lo conminó a ayudarlo en su imposible tarea. 

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