La Carrera por los trabajos de Era
Escrito por Félix Manuel Olivera 7,4, 2.15 Librilla
Capítulo 11
Marcos siguió al cuervo blanco ascendiendo los cielos hacia lo más alto que le permitieron sus fuerzas hasta contemplar en la lejanía una torre altísima que se alzaba inmortal entre las nubes, que a Marcos le recordaba a la conocida Torre de Babel.
-Mira muchacho.-le dijo el cuervo mientras se acercaban volando a la torre. -En caso de que superes la tercera prueba esta torre se convertirá en el portal que te devolverá a casa para ayudar al Rey Encontrado en la batalla contra el Soñador.-le contó el cuervo blanco.
-¿Y quién construyó esa torre?-le preguntó Marcos intrigado.
-Su nombre es Era. Una mujer muy hermosa.-le contestó el cuervo blanco con tristeza a causa de otros pensamientos que le atormentaban. -Y del interior de su torre brota el brillo de cien mil supernovas. El tesoro que acumularon los dioses más importantes de los universos conocidos y que perdieron por hacer caso de su traidora mano derecha, pues ese tesoro estaba maldito y había corrompido a todos esos mundos y a sus pobres criaturas hasta hacerlas perder el juicio y hacerlas caer en la miseria y la muerte.-pero eso lo dijo el cuervo con tristeza, como si fuera inevitable que fuese a ocurrir una y otra vez. Como si todos los seres con intelecto no escarmentaran generación tras generación empeñados en un continuo e injustificado no asimilar que nunca tendremos el oro suficiente.
-¡Has de ganarme aquí, en estos aires inestables! Pues el poder de ese tesoro es capaz de devolverte a tu casa, pero si yo llego antes que tú a la meta me llevará a la mía y el premio será llevarme ese tesoro con todas las consecuencias.-dijo el cuervo.
-Eso podría significar el fin de la paz mental otra vez y del retorno de la codicia.-le dijo Marcos con preocupación.
-Es posible.-le respondió el cuervo blanco. Pero has de saber que yo también fui transformado en cuervo y enviado aquí por el Soñador, y que en cuanto pueda le destruiré y pondré fin a su reinado de maldad.-le dijo el cuervo con altivez.
¡Pero entonces tú te convertirás en su sucesor!-
Tengo que llegar antes que él.-se dijo Marcos en tono bajo pensando en el alcance de lo que podía significar no superar la tercera prueba.
En aquel momento, los vientos seguían danzando y dando forma a las nubes, y Marcos mientras tanto esperaba la señal del cuervo para que diese comienzo la carrera por alcanzar la torre que un día construyese Era. Al parecer la joven se había convertido en una experta en crear edificios de una factura inabarcable.
Momentos después, las alas de Marcos luchaban por abrazar la mayor cantidad de aire que podían y el cuervo blanco que iba un poco por delante de él parecía volar sin esfuerzo alguno, y cuando ya estaban acercándose sin previo aviso las defensas de la torre se activaron e infinidad de cañones comenzaron a lanzarles sus proyectiles mientras trataban de esquivar los cañonazos como mejor podían hasta que una bala alcanzó un ala de Marcos quebrándosela y lo precipitó contra las embravecidas aguas del mar que se ocultaba bajo la niebla y las nubes.
De pronto, el repentino impacto de Marcos contra el agua lo hizo perder el conocimiento y la siguiente imagen que recordaba era la del cuervo blanco alcanzando la torre y verlo transformarse en una gigantesca bestia legendaria que abrazó a la torre, luego aguardó unos minutos y en seguida la bestia fue catapultada con el oro de los mil mundos hacia el espacio exterior, y al final la torre se desmoronó sobre el agua generando un tsunami que arrastró a Marcos hasta un islote en el que más tarde conoció a un naúfrago humano que llevaba tiempo queriendo escapar de allí y que había construido un barco para alcanzar la torre.
Juntos alcanzaron con el bote las ruinas de la torre en la que todo el oro estaba esparcido por el suelo. Luego, miraron a los cielos y vieron regresar al cuervo gigante que volvía a por el resto del oro.
El náufrago le enseñó a Marcos un arpón al que había nombrado Gungir con el que pretendía matar a la bestia.
Entonces, Marcos y el naúfrago se ataron a una cuerda, y ésta la unieron al arpón y en el momento justo en el que descendió sobre ellos el cuervo, el náufrago lanzó el arpón con todas sus fuerzas a una de las patas y se lo incrustó entre las descomunales escamas de las cuales algunas salieron despedidas, pero esto era algo que el cuervo apenas notó.
Después, el cuervo fue recogiendo con su pico el resto del oro que quedaba entre las ruinas de la torre de Era y regresó al espacio atravesando el Universo a la velocidad de un cometa hasta alcanzar el Castillo Infinito cuyos planos habían sido robados en la primera prueba, y luego arrojó el oro que almacenaba en el pico en los alrededores del lugar en el que se estaba librando la Guerra entre el Rey Encontrado y el Soñador.
De repente, Marcos y el naúfrago se soltaron de la lanza con la que habían vuelto aferrados al cuervo en un viaje alucinante a través de espacios interestelares, y se fueron al encuentro del Rey Encontrado que estaba luchando con sus amigos, con el ejército de Ciudad Fronteriza y contra la Hidra en la que se había convertido el Soñador.
-¡La Carrera aún no ha terminado!-le gritó Marcos al cuervo blanco cuando le arrebató Durandarte al Rey Encontrado y la lanzó con toda su rabia en dirección al mismísimo ojo del gigantesco cuervo legendario, que herido de gravedad y sangrando por la cuenca ocular se alejó dando bandazos por el suelo y aplastando a las criaturas malévolas que acompañaban al Soñador logrando así matar a multitud de ellas sin siquiera proponérselo.
Y usando a Durendal Marcos consiguió desprenderse de sus alas. Era tanta la tensión muscular que sufría por la carrera que apenas sintió dolor y apenas sangró. Por fin ya era libre del hechizo del Soñador y volvía a ser él.